viernes, 10 de julio de 2009

Concluída la "era de oro del consumo" todo es diferente para el consumidor de los EE.UU. La actual recesión lo está arrastrando a un escenario que hace sólo dos años era impensado. ¿Cómo reaccionan las entidades financieras ante una situación que puede generar pérdidas de hasta u$s100.000 M?


Malas noticias para los buscadores de “brotes verdes”. En los últimos días se conocieron datos negativos que apuntan al corazón de la economía de los Estados Unidos: el crédito, el consumo y el empleo.

El crédito se contrae
El otorgamiento de nuevos créditos cayó a una cifra inesperadamente baja de u$s3.230 millones en mayo, lo cual implica una caída anual del 1,5 por ciento. La explicación es que la recesión frenó el endeudamiento, aunque a un ritmo mucho más débil que el de los tres meses anteriores.

"El factor más importante es la pérdida de empleos", dijo el economista jefe de ABA (Asociación de Bancos Americanos), James Chessen. "Cuando la gente pierde sus empleos o trabaja menos horas, se les hace más difícil cumplir con sus obligaciones.

Desafortunadamente, vamos a ver mayores pérdidas de empleos en el próximo año y yo espero una morosidad mayor", agregó. "El gran problema es que se están demorando en encontrar esos empleos", concluyó.

Con las últimas cifras conocidas, la actual racha acumula cuatro caídas mensuales consecutivas y es la más larga desde el período junio a diciembre de 1991, dijo la Fed en un informe. El crédito al consumidor ha bajado también en ocho de los últimos 10 meses.

A la menor demanda de las familias se suma que debido a los incumplimientos en los pagos de las tarjetas de crédito, las emisoras están recortando los límites de financiación y cerrando cuentas para frenar las pérdidas.

El crédito no renovable automáticamente, que incluye los préstamos para bienes y servicios de alto costo, como autos, barcos, educación superior y vacaciones, cayó 400 millones de dólares, a una tasa anual de 0,3%.

En cambio, el conformado por las tarjetas de crédito y de débito, bajó en 2.900 millones de dólares, a una tasa anual de 3,7 por ciento. "La época de dinero libre se acabó y los consumidores tienen que reducir su elevado stock de deuda", dijo Lindsey Piegza, analista de FTN Financial, en Nueva York.

"En la medida que los hogares cancelen parte de sus pasivos a largo plazo eso llevará a un consumidor más estable, pero a corto plazo significa menos consumo", dijo Piegza.

El laberinto de las tarjetas de crédito
Standard & Poor’s anunció el último martes que el porcentaje de deudas incobrables en tarjetas de crédito emitidas por bancos de ese país creció a un récord en mayo, al ritmo de una tasa de desempleo que tocó un máximo de 26 años.

El índice de calidad del crédito en EE.UU. - que analiza la evolución de los saldos de plásticos que respaldan títulos calificados por S&P - aumentó al 10% desde el 9,4% de abril. Pero lo más grave es que el índice escaló un 66,8% frente al mismo periodo del año anterior.

Entre las principales tarjetas, la incobrabilidad aumentó medio punto porcentual en sólo un mes para llegar al 12,2% en mayo, aunque la morosidad – que mide deudas impagas superiores a los 30 días - cayó al 6,9 por ciento desde el 7,1 por ciento.Los analistas atribuyeron esta disminución a una tendencia estacional, debido a que los consumidores usaron las devoluciones de impuestos para cancelar deudas.

La incobrabilidad generalmente sigue la tendencia del desempleo, que aumentó en mayo al 9,4% y se espera que supere el 10% hacia fines del 2009 o comienzos del 2010.El analista de crédito de Standard & Poor's Michael Wray estimó que este indicador podría crecer hasta el 12,5% en los próximos 12 a 18 meses, suponiendo que el desempleo aumente a entre el 10,6 y el 12,7 por ciento.

Debido a ello, las pérdidas anualizadas podrían ubicarse entre los u$s70.000 y u$s100.000 millones, según estimaciones de expertos. Esta situación provocó, por ejemplo, el profundo deterioro del portafolio de préstamos de Bank of America.

Tal es así que la entidad podría aumentar sus amortizaciones para el segundo trimestre hasta los u$s7.600 millones, desde los $6.900 millones publicados en el trimestre anterior, según los expertos de Credit Suisse.

Según éstos, el mayor prestamista de EE.UU. tendrá que amortizar u$s1.900 millones en hipotecas y hacer lo mismo con un 10,4% de la deuda en tarjetas de crédito, debido a los impagos.

Pero no es el único, ya que American Express, la mayor empresa de tarjetas de crédito de ese país por ventas, y Citigroup, el mayor emisor de MasterCard, también mostraron grandes pérdidas por este rubro.En sentido inverso, JP Morgan Chase, líder de la marca Visa, junto con Discover Financial Services y Capital One Financial, mostraron tasas de incobrabilidad menores a las esperadas.

Como medida protectiva, el Citi subió las tasas Ante esta situación, el coloso financiero tomó medidas preventivas, pues aumentó bruscamente las tasas de interés que abonan unos 15 millones de clientes, apenas unos meses antes de que entre en vigor la prohibición de esas subas indiscriminadas.

Los titulares que no pagaron la totalidad de sus deudas a su vencimiento enlos últimos meses han visto como sus tasas subían unos tres puntos porcentuales, del 12,5% al 15,5% entre enero y abril, según un análisis de Credit Suisse de los datos de la consultora Lightspeed Research.

Después de que el portal financiero FT.com hiciera pública la noticia sobre la suba, Citi emitió un comunicado en el que decía: “Hemos ajustado los precios y términos de las tarjetas para algunos clientes como parte de nuestras revisiones regulares de las cuentas (…) Estos cambios también reflejan los altos costos de los negocios en nuestra industria mientras trabajamos para permitir un amplio acceso al crédito”.

Si bien no fue la única entidad que aplicó estas subas, tanto para amortiguar sus pérdidas como para adelantarse a las nuevas restricciones que entrarán en vigor próximamente, “su incremento ha sido muy superior al de sus principales rivales”, publicó Lightspeed Research.Carolyn Maloney, representante demócrata por Nueva York y autora de la nueva normativa que impedirá implementar este tipo de políticas, criticó la decisión del Citi.

“Resulta complicado decir si la suba de las tasas sobre los actuales balances que se está aplicando en la actualidad es el resultado de malas decisiones empresariales previas o un adelanto a la nueva ley”, comentó Maloney a Financial Times.

La pérdida de empleosLa pérdida de puestos de trabajo se aceleró el mes pasado y la tasa de desempleo aumentó a 9,5%, creando dudas sobre la capacidad de la economía de ese país de recuperarse pronto.Para empeorar las cosas, la gente trabajó menos y su remuneración se estancó, reduciendo la probabilidad de que el gasto del consumidor ayude a fomentar una recuperación en el segundo semestre del año.

"Creo que hemos superado el período de caída libre en la economía, pero sería prematuro decir que hemos tocado fondo o que lo haremos en los próximos dos meses", sostiene Jeffrey Frankel, profesor de economía de la Universidad de Harvard. "Calculo que la recuperación será lenta".Las empresas también acortaron turnos, reduciendo a su vez lo que los trabajadores pueden ganar.

La semana laboral promedio se redujo a 33 horas, frente a 33,6 horas hace un año. Es el menor nivel registrado en la historia.

El economista jefe de J.P. Morgan, Bruce Kasman, dice que la economía de EE.UU. está todavía camino a la recuperación, refiriéndose a un retorno al crecimiento del PBI en la segunda mitad del año, pero dijo que espera que la recuperación sea modesta, con poca creación de empleo. "Tendremos crecimiento, pero tendremos serias dificultades para generar trabajos suficientes para compensar estas pérdidas" dijo.

El número de empleos perdidos en junio sigue estando muy por debajo del máximo registrado en el primer trimestre, cuando las pérdidas fueron en promedio de más de 600.000 por mes. Un factor que está ayudando a fomentar el empleo es el paquete de estímulo de u$s787.000 millones del gobierno, dicen algunos economistas.

Aun así, no se espera que el gasto de estímulo por sí solo sea un motor de crecimiento en el segundo semestre para el empleo o la economía en general.

Eso se debe parcialmente a que gran parte del dinero se ha destinado a llenar huecos en proyectos que perdieron financiación estatal debido al declive precipitado de las recaudaciones tributarias.

Muchos estados también contemplan mayores reducciones de empleos mientras tratan de cuadrar presupuestos, a pesar de la inyección del estímulo.

Este aceleramiento de las pérdidas de empleo, el fuerte endeudamiento de las familias y el aumento de la mora alimentan la creciente preocupación en los mercados financieros de que la recuperación económica podría estar más lejana de lo inicialmente estimado.

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