martes, 14 de julio de 2009

Las calificadoras de riesgo plantean sus dudas sobre la Argentina postelectoral

¿Cómo impactará el resultado electoral y el cambio de gabinete? ¿Qué sucederá cuando asuma el nuevo Congreso? ¿Se llegará a la cesación de pagos en 2010? Los principales analistas de Fitch Ratings, Moody´s y Standard & Poor's analizan la situación presente y futura de la economía argentina

Recién iniciado el segundo semestre del año, todo parece indicar que será sustancialmente diferente al primero. Es que una vez superado el enigma electoral y conocido el posterior cambio de gabinete, se abre una nueva etapa para la economía local.

Para conocer la opinión de las principales agencias calificadoras de riesgo, iProfesional.com recogió las opiniones de sus principales analistas, Erich Arispe, de Fitch Ratings, Gabriel Torres de Moody’s y Sebastián Briozzo, de Standard and Poor´s.

¿Cuál es la visión de las calificadoras de riesgo sobre Argentina?
Fitch Ratings le asigna, por su deuda a largo plazo en moneda extranjera, una nota de –RD (Default Restringido), pues una parte significativa de la misma no entró en el canje del 2005 y aún se mantiene en mora.

“A ello debe sumarse la respuesta inadecuada de la Argentina a la situación de crisis internacional. Puntualmente, nos referimos a la nacionalización de los fondos de jubilación, antes en manos de las AFJP”, explicó Erich Arispe desde su sede en Nueva York.

En cuanto a la moneda local a largo plazo, desde diciembre de 2008 su calificación es B-, debido a que se observa una situación fiscal complicada, por la caída en el precio de las commodities, y presiones del lado de la balanza de pagos y la fuga de capitales.

Por su parte, Standard & Poor’s califica al país como B-, producto del conjunto de debilidades que pesan sobre él. Incluso, esta nota podría no mantenerse, de producirse un mayor deterioro en el desempeño económico y fiscal, sumado a la falta de acceso a los mercados de deuda voluntaria. Moody’s lo califica como B3.

La incertidumbre que genera el frente fiscal, en franco deterioro, y la incapacidad para retornar a los mercados internacionales, genera profundas dudas y son dos temas centrales, seriamente cuestionados por la calificadora.

El resultado electoral y el cambio de Gabinete"Lo primero que observamos es que a partir de los resultados electorales se ha modificado la situación política de la Argentina, porque el Partido Justicialista entró en una etapa de transición”, dijo Sebastián Briozzo.

“El resultado de las elecciones marcó un importante retroceso para el Gobierno”, explicó Gabriel Torres. Al ser consultado sobre un eventual cambio en la calificación, informó que “no se registrarán modificaciones, pues se mantienen inalteradas las actuales preocupaciones respecto de la política económica”.

Según Torres, el interrogante que queda abierto, de aquí a fin de año, es si a partir de diciembre, “cuando se produzca el cambio en la composición del Congreso y el Gobierno pierda su mayoría, se generarán problemas de gobernabilidad”.

Briozzo explicó que “uno de los puntos más importantes que deberán ser resueltos, de acá a fin de año, es el de la financiación. En el corto plazo el país tiene posibilidad de obtenerla.

La pregunta es qué sucederá después. Esta es la gran incógnita”.“Dado el historial de la Argentina, con la pérdida de la mayoría oficial en el Parlamento, surgirán cuestionamientos a su gobernabilidad”, enfatizó el analista de S&P.

El cambio de Gabinete, dispuesto la semana pasada, también genera incertidumbre para las calificadoras. Para Arispe no resuelve de forma inmediata cuestiones tales como el intervencionismo estatal o la desconfianza sobre el INDEC.

Para el analista de Fitch Ratings la continuidad de estas políticas será perjudicial para la economía, ya que “así se aumentan los compromisos a largo plazo, especialmente del lado fiscal, reducen la confianza del sector privado y contribuyen a generar incertidumbre”.

Para la calificadora esta situación debería ser revertida a efectos de recuperar la confianza en los indicadores domésticos. Señala además que no hay previsibilidad en las acciones del Gobierno, especialmente desde que comenzó el conflicto con el campo y luego decidió avanzar en estatizar las jubilaciones.

Arispe considera que “otro de los problemas, que debería revertirse, es que el ritmo del crecimiento del gasto es mayor al de los ingresos. Esta situación no es sostenible en el tiempo, dado que no se puede ignorar que la Argentina no tiene vías de crédito en el exterior”.

“Además, se ha acentuado la dependencia de variables que el Gobierno no puede controlar como es el precio de la soja. Al mismo tiempo no se ha incentivado la producción de carne y leche, por ejemplo, porque se han puesto techos a la exportación y controles de precios, entre otras cosas”, explica Arispe.

Para S&P, la capacidad de Argentina para sortear el actual periodo de incertidumbre todavía depende en gran medida de la capacidad de la administración de reaccionar apropiada y oportunamente ante el nuevo contexto político”, tras lo cual indicó que “ello implicaría un cambio significativo en el estilo de Gobierno que ha prevalecido desde 2003”.

“Los eventos políticos están evolucionando muy rápido en Argentina. El escenario más probable sigue siendo el que plantea que, en el corto plazo, la administración no introducirá modificaciones sustanciales a sus políticas actuales, en general, y en sus lineamientos económicos, en particular”, agrega Briozzo.

El default tan temido
En los últimos tiempos la Argentina debió lidiar permanentemente con el fantasma de un hipotético default. Aquí la opinión del hombre de S&P es contundente: “los pagos que debe afrontar el país en 2009, no son tan importantes por los montos que se manejan y hay que recordar que un 25% de la deuda está en manos de tenedores estatales, por lo que su refinanciación es automática”.

“En general, Argentina debería tener suficientes recursos para financiarse durante este año, pero si la crisis continúa afectando los ingresos, 2010 será un año mucho más difícil”, indicó Gabriel Torres.

Luego agregó que “una fuerte caída en el superávit primario forzaría a Argentina a utilizar otras fuentes de financiamiento, que podrían incluir al Banco Central y sus depósitos en el sistema financiero doméstico, lo que reduce las opciones de financiamiento para el año próximo”.

“Si los ingresos continúan cayendo”, dijo el analista, “el Gobierno podría encontrarse en una disyuntiva entre el gasto fiscal o hacer sus pagos de deuda”, sostuvo.Hacer buena letra para atraer inversionesEn cuanto a las inversiones, Arispe afirmó que “sabemos que a futuro habrá menor tolerancia al riesgo y que los flujos hacia los países emergentes disminuirán”.

“Sin embargo, aquellos que aplicaron políticas adecuadas en las últimas décadas para crear condiciones propicias para las inversiones, se verán favorecidos para atraer capitales”. En este punto, el analista ponderó especialmente el caso de Brasil, que aplicó medidas estructurales en los últimos años tendientes a dar seguridad a los inversores.

Briozzo coincidió en este punto, pues afirmó que “desde afuera los países que se ven mejor son aquellos que han mantenido una conducta de previsibilidad desde el punto de vista de las inversiones. Tal es el caso de Brasil que ha mantenido una política de Estado, no sólo de Gobierno”.

Por el contrario, “la Argentina ha sido errática, a pesar de que se hicieron cosas positivas y, por supuesto, todas las controversias sobre la forma en que se manejan los indicadores económicos a través del INDEC no ayudan”.

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