jueves, 30 de abril de 2020

Con todos en casa, hubo acciones que subieron más de 200% en abril. ¿Cuáles fueron?





Al cabo de la sexta interminable semana de cuarentena por la pandemia del coronavirus uno de los comentarios más usuales entre amigos y parientes es que en medio del aburrimiento generalizado muchos optaron por volcarse a la cocina.

Una relevamiento de la Fundación CEDEF entre consumidores reveló que un 70 % de los encuestados está cocinando más que antes y disminuyó la compra de productos ya elaborados. No solo es más barato producir en casa sino que también hay más tiempo.

Diego Cifarelli, presidente de la Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM), destaca también un aumento del 70 % en la producción de harina a un kilo, y medida año contra año está por encima del 100%. "No está faltando producto en ningún lado", destacó.

En tal sentido, ya al inicio de este escenario de aislamiento social obligatorio el presidente de la firma Morixe, que tiene como principal ramo de actividad la harina expresó que se venía registrando un cambio cualitativo significativo en cuanto al consumo de ese producto.

Ignacio Noel, de él se trata, afirmó que si bien el consumo per cápita de harina se mantenía sin variantes en los 30 kilogramos por año, la forma de distribución cambió en forma sustancial, pues pasó de las clásicas bolsas de 50 kgs. destinadas básicamente a panaderías y a lo que él mismo denominó consumo HORECA, es decir de hoteles, restaurantes y catering,  al  consumo hogareño, representado por el paquete de un kilo que se compra en supermercados y almacenes.  

Dicho de otra manera, todo lo que antes se consumía afuera de casa, ahora se consume entre cuatro paredes.

"Esto mismo está pasando en casi todo el mundo occidental, donde se tiene la costumbre de consumir pan, pastas y derivados del trigo", comenta Noel.

Este nuevo escenario, en el que buena parte del consumo pasa por la cocina y el comedor de los hogares fue percibido por los inversores locales, en especial en el mes que concluye y ello se hace evidente en la evolución de algunos papeles de empresas que cotizan en la Bolsa local, que se dedican a abastecer productos de consumo masivo.

En tal sentido, la gran ganadora del mes fue precisamente Morixe, pues su acción subió nada menos que un 208% en estos últimos 30 días.

Le sigue en orden de avance de los precios Molino Juan Semino, cuya acción trepó casi un 160%. Esta empresa se dedica a diseñar, producir y comercializar Harinas, Gluten, Almidones Nativos y Modificados, Dextrinas, Proteínas y Pre Mezclas.

Más abajo en el ranking de las empresas con mejor recorrido se ubica Molinos Río de la Plata, la tradicional compañía que produce una amplia variedad de productos destinados al consumo familiar, que en abril ganó un 120 por ciento.

Cerrando el listado de las grandes ganadoras del mes se puede mencionar a Compañía Introductora, cuyo papel subió casi el 100%. Cabe señalar que esta compañía es líder en la extracción, procesamiento y comercialización de salsas, sales, sales saborizadas y especias, bajo la conocida marca Dos Anclas. También incursiona en la producción y venta de sales industriales y ganaderas.

martes, 28 de abril de 2020

¿Por qué el palo de la cuarentena paró la rueda de la economía?




La cuarentena derivada de la pandemia del coronavirus impacta directamente en el tejido económico y mucho se habla de los efectos negativos que está produciendo y lo que puede suceder en el futuro.

En esta nota se intenta explicar la situación a partir de un clásico esquema denominado “flujo circular de la renta”, en el que se muestra como se relacionan en un ir y venir constante las familias, las empresas, el mercado de productos y el de factores, todos ellos a su vez vinculados en su relación con el Estado.

 En condiciones normales, este esquema fluye naturalmente, pero de un tiempo a esta parte, todo se trastocó, por lo que es oportuno mostrar los puntos de quiebre.

Si bien a partir de la declaración de la cuarentena todos los sectores frenaron de golpe, se puede empezar por las empresas.

Ante la inmovilidad social, se detuvo gran parte de la actividad, por lo que se dejó de producir una amplia gama de bienes y servicios, paralizando el mercado de productos, que también está virtualmente cerrado, por lo que no genera ingresos para las empresas.

A su vez, también le aplicó un freno al mercado de factores, pues al no poder producir ni vender no está en condiciones de retribuir a los quienes lo componen, bajo la forma de salarios, alquileres o el pago de intereses, es decir que le pega de lleno a las familias.

Para cerrar la primera parte de la rueda, y como ya se mencionó, las familias ven como sus ingresos se derrumbaron en forma abrupta, reflejando lo que sucede en los mercados de factores y de bienes.

Como consecuencia de ello, la compra de familias que se reduce prácticamente a alimentos, cierra el círculo vicioso.



En este contexto, ¿cuál es el rol que debe cumplir el Estado? En cualquier parte del mundo debería ser tratar de que la rueda no se detenga del todo, siendo lo habitual el otorgamiento de subsidios y subvenciones bajo diferentes formas y dar algún estímulo a la actividad privada reduciendo o posponiendo determinados impuestos.

¿Qué hizo hasta ahora el gobierno argentino? Apeló al manual de buenas prácticas pues basó su estrategia en el giro de dinero a las familias de menores recursos, aunque bajo supuestos cuestionables en lo que hace a la discrecionalidad en cuanto a la elección de los beneficiarios y en paralelo anunció líneas de crédito destinadas a empresas para el pago de salarios, que en definitiva también deberían llegar a las familias. Y se recalca la palabra “anuncio” porque existen muchas voces que reclaman que el paquete no llega.

Pero a diferencia de otros países, prácticamente no brindó ningún alivio desde el punto de vista impositivo, por lo que es inevitable que ante acuciantes problemas de caja las empresas decidan posponer el pago de sus obligaciones fiscales.

Es por ello que el sector público sufre en carne propia los mismos padecimientos que las familias y las empresas, pues es evidente el derrumbe de los ingresos en todos los niveles de gobierno (nacional, provincial y municipal), tanto por la escasa actividad como por el avance de la economía marginal.  

Si bien esto es complicado en situaciones normales, lo es mucho más cuando se debe enfrentar demandas cada vez mayores.

Pero a diferencia del sector privado tiene la opción de emitir dinero para intentar cubrir ese bache entre ingresos cada vez menores y gastos crecientes. Y es en este punto donde Argentina rompe el molde, cuando no, de lo que sucede en buena parte del mundo occidental, pues mientras que en la mayoría de los países un shock monetario se puede absorber sin que se genere inflación, en nuestro caso bien sabemos que es lo que sucede.

 Y es precisamente esta aversión a tener pesos en el bolsillo y huir de los mismos lo que genera quizás la mayor preocupación de los economistas, pues en líneas generales existe consenso de que aún antes de la que la economía tienda a normalizarse será necesario que buena parte de esa expansión monetaria se reabsorba, para evitar una explosión de los precios. No por nada, los pronósticos para este año y el 2021 hablan en el peor caso de tres dígitos de inflación, si no se actúa en forma preventiva y con firmeza.  

lunes, 27 de abril de 2020

¿Cuánto pueden caer los precios de las propiedades por la pandemia?




La parálisis que sufre el mercado inmobiliario viene de larga data, pero con la pandemia del coronavirus y su correlato en la actividad económica, el panorama para los próximos meses luce francamente desolador. En tal sentido, conviene repasar cuáles son sus perspectivas:

1. Los precios bajarán. Será un proceso transitorio que se efectivizará con una caída, en dólares, de los valores de venta de las unidades no merma, la demanda ya no convalidará los precios de hace un año: quien tenga urgencia de vender, cederá hasta un 30% del valor. Es por ello que los brokers recomiendan a quienes tienen necesidad de vender, hacerlo ahora. Una encuesta realizada por Reporte Inmobiliario cuantificó que casi el 33% de los consultados bajaría un 10% el precio para vender, un 25,9% estaría dispuesto a bajarlos hasta un 20% y casi el 12% resignaría hasta el 30% con tal de venderlos rápidamente.

2. Habrá oportunidades. Serán puntuales y generadas por empresarios e inversores con necesidades económicas que afrontar. Por otra parte también habrá oportunidades en proyectos terminados con unidades nuevas, listas para habitar, que algunos desarrolladores venderán para seguir con otras obras.

3. Esta crisis no es similar a la del 2002. Nadie espera que los valores de las propiedades se desmoronen más de 50% de un día para el otro. Ello, debido a que la incidencia del crédito hipotecario sobre el total de las operaciones inmobiliarias es casi nula. Otro dato clave es que, en 2002, quienes habían comprado con crédito tenían deudas en dólares. Además, en aquel momento hubo una inflación cercana al 40%, bastante baja relativa a la devaluación del 300% que la precedió.

4. Surgirán compradores finales que quieren mudarse. La larga permanencia en los hogares durante la cuarentena generó gente dispuesta a mudarse porque se siente incómoda o simplemente su casa no le gusta, le quedó chica, quiere un balcón más grande o cambiar de barrio.

5. Se achicará el universo de inversores en real estate. El paso de la pandemia dejará a más de una persona que ahorraba en ladrillos fuera de juego. Hay que tener en cuenta que esta crisis, aun en los casos de los inversores más conservadores, ha generado pérdidas de hasta el 30%.

6. Aumentará la conflictividad en los proyectos en construcción. Las consecuencias económicas del coronavirus generarán disputas entre desarrolladores e inversores desde el pozo que, en muchos casos, pagarán las cuotas tarde en partes y con demora.
Esta situación impactará en los esquemas financieros de las las compañías y muchas de las más pequeñas quedarán en el camino. Hoy las previsiones más pesimistas anticipan cero ventas para lo que queda del año y más de 50% de mora.

7. Se retrasará el inicio de nuevas obras y las que están en marcha se ralentizarán. Desde mayo de 2018 son pocos los desarrolladores que se animaron a iniciar un nuevo proyecto. Hoy, en un escenario sin mercado ni precios de referencia, mucho menos. Sin duda, la pandemia marcará un antes y un después: quienes encaren nuevas obras tendrán que ser más flexibles y deberán plantearse un nuevo punto de equilibrio es decir cómo lo vendo, qué forma de pago elijo, en qué moneda.

8. Bajará el costo de construcción en dólares. El porcentaje de la caída estará atado al ritmo de la devaluación. Hoy el costo de la construcción está en mínimos históricos: en marzo rondaba los u$s680 por metro cuadrado vendible.

9. No se espera un aluvión de ejecuciones hipotecarias. La expectativa del sector inmobiliario es que no se rematen inmuebles de deudores de créditos. La expectativa del sector es que las partes querrán llegar a acuerdos de buena fe. Además, hoy rige el decreto que suspendió las ejecuciones hasta el 30 de septiembre.

10. Aumentará la oferta de unidades destinadas al alquiler. La experiencia muestra que cuanto más se mueve el valor del dólar, más reticencia hay para comprar o vender. Por esta razón, la demanda podría dilatar esa decisión hasta que las variables del mercado se reacomoden y muestren mayor previsibilidad. De todas formas, se espera que el aumento de la inflación producto de la emisión monetaria complique la negociación de los ajustes locativos.

11. Habrá una mayor cantidad de alquileres que se renegociarán. Si bien por un lado se espera un alza en los precios de los contratos por un posible aumento en la demanda e inflación, también habrá propietarios que, ante el riesgo de tener el departamento vacío, flexibilizarán sus condiciones y estarán más abiertos a negociar.

12. Bajará aún más la rentabilidad de los alquileres. Actualmente, la rentabilidad anual bruta promedio de un departamento de dos ambientes está en sus mínimos históricos, (2,42%) y la expectativa es que la inflación continúe afectando al negocio, sobre todo teniendo en cuenta la posibilidad de que el Gobierno extienda el plazo de vigencia del decreto que congeló los valores de los contratos hasta el 30 de septiembre.

13. Aumentará la demanda de espacios más abiertos. La pandemia generará una revalorización del concepto personal space. La necesidad de espacios propios, sumado al auge de los sistemas de comunicación digital y el home office, podría generar una redirección de la demanda hacia inmuebles ubicados en las afueras de la ciudad con espacios más abiertos, jardines y acceso al agua.

14. El ladrillo seguirá siendo resguardo de valor. Las crisis probaron que, en el tiempo, los inmuebles recuperan y defienden su valor. La clave está en poder "atravesar" los ciclos de baja sin necesidad de desprenderse del bien.

Esta nota fue realizada a partir del análisis realizado por La Nación y recopilado por Diego Mástrángelo, de Re/Max Uno.

jueves, 23 de abril de 2020

¿La crisis económica actual será más grave que la crisis del 2001? Nota 2




En la nota anterior se describían de manera conceptual los escenarios previos y vigentes al momento de ambas crisis. En esta se van a comparar los principales datos macro, de manera de poder buscar diferencias y similitudes entre ellos.

Nivel de actividad: entre 1999 y 2001 el PBI cayó un 8,4%, mientras que entre 2018 y 2019 cayó un 4,9 por ciento. A partir de estas cifras surge que en el primer caso la caída del nivel de actividad fue mucho más profunda, aunque estuvo más distribuida en el tiempo.

Desempleo: como consecuencia de la recesión iniciada en 1998, el desempleo en 2001 trepaba al 17%, mientras que según el último dato conocido, que es de 2019, era levemente inferior al 10 por ciento. 
     
     Inflación: la correspondiente al año 2001 fue del orden del 4%, luego de varios años en los que se registró deflación. Por su parte, el dato correspondiente al año 2019 muestra una suba del 53%. Los datos correspondientes al primer cuatrimestre de este año mostrarían cierta desaceleración en el aumento de los precios.

Devaluación: a fines de 2001 agonizaba la convertibilidad y con ella el famoso “1 a 1”, que se mantuvo vigente desde abril de 1991. A diferencia de esa estabilidad en el precio del dólar, entre 2018 y 2019 el precio del billete estadounidense mostró una suba del 220 por ciento.

Nivel de pobreza: al momento del estallido de ambas crisis se observaba el mismo porcentaje: 35,4 por ciento.

Así, se puede sostener que las condiciones en la que arribó la economía argentina a la crisis del 2001 fueron aún más graves que las actuales, pues el escenario mostraba una recesión que llevaba ya tres años, con un tipo de cambio artificialmente bajo, un elevado desempleo y crecientes niveles de pobreza. Todo ello en medio de una profunda crisis política y social.

Si bien los datos del 2019 no alcanzaban el mismo grado de deterioro, la situación también era sumamente grave, pues culminaba el segundo año consecutivo de caída del PBI, luego de un ciclo clásico de “stop and go”, signado por avances y retrocesos recurrentes de la actividad económica. 

Ello impactó negativamente tanto en el desempleo como en la pobreza, al tiempo que la inflación mostró niveles muy superiores a los de los años anteriores, en parte afectada por la abrupta suba del tipo de cambio.

¿Que cuenta la historia sobre lo sucedido en 2001 y que podría pasar en los próximos meses o años?

En primera instancia, se puede hacer referencia a lo sucedido en 2002 y años posteriores.

En este año la contracción del PBI fue de casi el 11%, siendo este porcentaje el más alto registrado en muchas décadas, lo cual impactó tanto en el nivel de desempleo, que llegó a casi el 20% y la pobreza a la mitad de la población. 

En tanto, como consecuencia de la salida de la convertibilidad, el tipo de cambio trepó casi 190% y la inflación avanzó por encima del 40 por ciento.

Pero a partir de 2003 la economía ingresó en un período de expansión sostenida, que se caracterizó como de “crecimiento a tasas chinas”, impulsada en gran medida por condiciones internacionales muy favorables, en particular para los países emergentes como consecuencia de la revaluación de las materias primas, en especial las agrícolas.

Como consecuencia de ello, entre 2003 y 2005 el PBI creció en promedio el 9% anual, la tasa de desempleo cayó al 12% y la inflación logró romper el piso de los 2 dígitos, con un tipo de cambio que, luego de un ajuste a la baja en 2003, se estabilizó en torno de los 3,3 pesos. 

Por su parte, la pobreza, que tocó su máximo en 2003 con el 54%, comenzó a retroceder en forma paulatina, logrando retroceder a los niveles de los años previos a la crisis.

Que puede suceder de ahora en más? Nadie lo sabe realmente, aunque existen algunas estimaciones que pueden tomarse en cuenta como referencia

Por ejemplo, según el FMI y el REM, la recopilación de datos que realiza el BCRA entre consultoras, bancos y universidades, a fines de marzo se estimaba una caída del PBI para este año con un piso del 5 / 6%, con una inflación del orden del 40%, una devaluación del tipo de cambio en su versión oficial de igual magnitud. 

En este contexto, el desempleo avanzaría hasta el 11%, mientras que el índice de pobreza se acercaría al 40 por ciento.






Más allá de estas estimaciones, resulta útil conocer la visión del economista Emmanuel Alvarez Agis, al frente de la consultora PxQ y ex viceministro de Economía hasta 2015, quien considera que con una cuarentena corta y sin default, el PBI “sólo” caería un 3,8%, con una inflación inferior al 23%, como consecuencia de la caída simultánea de la oferta y la demanda y un dólar mayorista que cerraría el año a 76,3 pesos.

El otro escenario, más pesimista, se construyó a partir de una cuarentena larga y default. En este caso el resultado es una caída del PBI superior al 7%, con una inflación por encima del 40% y un tipo de cambio oficial que cierra cerca de los 100 pesos.

En cuanto a los años siguientes, se estima un crecimiento magro, del orden del 2% anual, con inflación del orden del 30% anual y una devaluación de igual magnitud.

En definitiva, si bien la crisis del 2001 llevó a una enorme contracción del PBI en 2002, con todos los efectos colaterales ya descriptos, la salida fue muy dinámica, por lo que en pocos años la economía volvía a estar de pie.

Ahora, si bien el “porrazo” podría ser menor, lo más preocupante es que es probable que deba pasar mucho tiempo para volver a los niveles previos en los principales “drivers”.

miércoles, 22 de abril de 2020

¿La crisis económica por el Covid-19 será más grave que la crisis del 2001? Nota 1




Los efectos de la cuarentena por la pandemia de coronavirus sobre la economía en su conjunto serán sin dudas muy negativos, pues el freno prolongado de muchas actividades puso a un gran número de empresas al borde de la quiebra, con el consiguiente costo social.

No por nada el Banco Mundial destacó en un reciente informe que lo primordial para los gobiernos es apuntalar a las empresas, ya que sin empresas no hay empleo.

En este contexto, los pronósticos tanto de consultoras privadas como de organismos internacionales apuntan a una caída del PBI para este año que tendría un piso del 5 por ciento. Esta caída impactará de lleno en el nivel de desempleo, que se estima rozará el 11%, en tanto que la pobreza treparía hasta el 35% como mínimo y la inflación rondaría el 40 por ciento.

Más allá de que estos datos se comprueben en la práctica, suele escucharse que esta crisis será una de las más graves desde la gran recesión de los años 30 y que superará ampliamente lo sucedido en 2001.

Sin embargo, la simple comparación de los principales indicadores vigentes a la salida de la convertibilidad y los actuales, indicarían que, sin subestimar la gravedad de lo que sucede hoy y sus inevitables consecuencias,  aún se está lejos de repetir un derrumbe de igual magnitud que el registrado en aquel momento.

Si bien el análisis de las variables se realizará en las próximas notas, en primera instancia se pueden mencionar algunas diferencias sobre la forma de enfrentar la crisis, entre uno y otro período:

El contexto político es absolutamente diferente, pues a fines de 2001 renunció el presidente De la Rúa en medio de una aguda crisis y se ingresó en un período de marcada inestabilidad en el que se sucedieron varios presidentes en cuestión de días, hasta la asunción de Eduardo Duhalde. En la actualidad las condiciones políticas son sustancialmente diferentes, más allá de que prácticamente sólo funciona el Poder Ejecutivo, con alto grado de aprobación por parte de la población en general.

En noviembre de 2001 entró en vigencia el corralito de los depósitos bancarios, que tuvo efectos devastadores sobre el nivel de actividad, pues destruyó la cadena de pagos y virtualmente hizo desaparecer el crédito. Hoy el Gobierno opera en sentido inverso, aportando dinero bajo diversas formas, siendo sus principales destinatarios amplios sectores de  asalariados, trabajadores informales, etc.

Otro aspecto que tuvo efectos muy negativos por aquel entonces fue el elevado endeudamiento de las familias, que en buena parte era en dólares y aplicado a hipotecas. Actualmente, la incobrabilidad bancaria es muy baja y en pesos y el Gobierno implementó líneas de crédito destinadas tanto a empresas como familias a tasas muy bajas.

Apenas unas semanas más tarde de implementado el corralito, ya a principios de 2002 se decidió salir de la convertibilidad, por lo que en pocas ruedas el dólar pasó de valer un peso a rozar los 4 pesos, con el consiguiente aumento generalizado de los precios.

Otra medida tomada a principios de ese año fue la controvertida declaración del default, que recibida con tono festivo en el Congreso.  Hoy se está empezando un nuevo proceso de renegociación de la deuda, aunque con final abierto.

Desde el punto de vista de la asistencia social, en 2002 prácticamente no existían los planes ni los mecanismos de ayuda que se implementaron en las últimas semanas, apuntalando todo lo referido a la contención destinada a sectores de menores recursos.

Una vez hechas estas comparaciones, en la próxima nota se analizarán los datos clave de ambos períodos.  

martes, 21 de abril de 2020

El sombrío panorama que plantea el Banco Mundial para el futuro de Argentina





Un informe del Banco Mundial recientemente publicado analiza en detalle la situación de América y dedica un capítulo al caso argentino. Por otra parte pone en contexto la experiencia de la región ante shocks externos y la antinomia real o ficticia entre salud y economía.

La economía argentina
La economía argentina se prepara para recibir el impacto del brote de Covid-19 después de haber experimentado una recesión por segundo año consecutivo. El PBI se coplanntrajo un 2,2 % en 2019 y las tasas de informalidad y pobreza aumentaron, mientras que el desempleo se mantuvo en niveles elevados. La inflación se aceleró al 53,8 %, pero se redujo a principios de 2020 debido a las congelaciones tarifarias y un tipo de cambio estable respaldado por los controles de divisas.

Sin embargo, el peso continuó depreciándose en mercados de divisas paralelos, en el contexto de una política monetaria más expansiva. Los recortes presupuestarios redujeron el déficit primario del gobierno central a 0,4 % del PBI en 2019, a pesar de un aumento en los pagos de intereses de 2,7 a 3,3 % del PBI.

El nuevo gobierno dictó medidas fiscales para aumentar los ingresos y la redistribución a los grupos de menores ingresos, que se han reforzado en respuesta al brote de Covid-19. La crisis del mercado financiero provocada por el Covid-19 ha aumentado el riesgo país a su nivel más alto en 15 años.

En la coyuntura actual no se puede lograr una consolidación adicional. Frente a restricciones de liquidez y pagos de intereses que evolucionaron muy rápidamente en comparación con los ingresos, el gobierno impuso extensiones de los vencimientos a algunos bonos nacionales, inició un proceso de renegociación de deuda y se comprometió con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para negociar los términos de un posible programa futuro.

Perspectivas
El grave impacto del Covid-19 y las medidas de contención agravarán la recesión económica y retrasarán la recuperación. El espacio fiscal limitado está frenando las perspectivas de estímulo, que incluye transferencias de efectivo, subsidios salariales a las empresas para evitar despidos y transferencias adicionales a las provincias y gasto de capital.

Se prevé que el crecimiento del PBI se contraiga aún más, en -5,2 %, en 2020; mientras tanto, el desempleo, la informalidad y la pobreza continuarán aumentando. 

Dependiendo de una renegociación exitosa de la deuda y un colapso de corta duración del Covid-19, se prevé que la actividad económica se recupere ligeramente en el cuarto trimestre del año y la recuperación continúe en 2021-2022.

Riesgos y desafíos
Muchos riesgos apuntan a la baja. Los riesgos externos proceden del shock de precios de los productos primarios y el impacto del brote del Covid-19, que depende de su duración, la gravedad de la transmisión a través de diferentes canales y sus efectos secundarios. Los riesgos internos derivan de un resultado desfavorable de las renegociaciones de la deuda.

El impacto del Covid-19 en el crecimiento de la producción y la volatilidad del mercado financiero se suma a las incertidumbres ya significativas sobre la cantidad de alivio de la deuda necesario para restaurar la sostenibilidad de la deuda.

Una renegociación fallida podría dar lugar a otra ronda de liquidación de activos argentinos, lo que generaría presión sobre los tipos de cambio oficiales y paralelos, erosión de las reservas internacionales, aceleración de la inflación, profundización y extensión de la recesión, y aumento del desempleo y la pobreza.

Más allá de la mirada particular sobre nuestro país, los puntos más destacados del informe pueden sintetizarse en los siguientes conceptos:

  • ·       Los países de América Latina y el Caribe tienen una extensa historia de shocks adversos severos, que incluyen fuertes caídas en los precios de los productos primarios, un endurecimiento drástico de las condiciones financieras y grandes desastres naturales, pero la epidemia de Covid-19 añade una nueva dimensión, ya que las medidas necesarias para contener el brote también dan como resultado un gran shock de oferta.
  • ·       Ante la incertidumbre generada por la pandemia, la mayoría de los gobiernos ha apostado sensatamente por salvar vidas “a cualquier precio”. En tal sentido, los países de la región han estado tratando de gestionar el trade off entre los costos de salud y los costos económicos.
  • ·       Lograr el equilibrio “correcto” requiere evaluar tanto el impacto en la salud como el impacto económico de las medidas que se pueden adoptar para contener la propagación de la epidemia.
  • ·       Estas medidas incluyen desde cuarentenas a nivel nacional y el confinamiento de la población hasta iniciativas de distanciamiento físico dirigidas a grupos vulnerables de la población, como las personas mayores, o a zonas específicas.
  • ·       Los resultados revelan que, a medida que pasa el tiempo, las medidas generales de contención siempre conducen a un menor número de casos de Covid-19 que las medidas dirigidas.
  • ·       Pero ambas son considerablemente más efectivas si se adoptan inmediatamente después de que se registre el primer caso. Por ejemplo, las medidas de contención dirigidas, adoptadas 15 días después del brote de la epidemia retrasan su progreso con más eficacia que las medidas generales adoptadas después de 30 días.
  • ·       Los países de América Latina y el Caribe no tienen el espacio fiscal del que gozan las economías avanzadas para hacer frente a la crisis. Algunos ya afrontaban una crisis antes del brote de Covid-19.
  • ·       Las economías de la región también se caracterizan por mayores niveles de informalidad, lo que hace que sea mucho más difícil llegar hasta sus empresas y hogares por medio de mecanismos como el aplazamiento del pago de impuestos y las subvenciones salariales.
  • ·       Con recursos limitados e instrumentos menos eficaces, el diseño adecuado de la respuesta de política adquiere una relevancia crucial.
  • ·       Las dificultades de la crisis serán enormes para grandes segmentos de la población. Muchos hogares viven al día y no disponen de los recursos para poder afrontar los confinamientos y las cuarentenas necesarias para contener la propagación de la epidemia.
  • ·      Muchas personas trabajan por cuenta propia, y la informalidad es común incluso entre los asalariados. Llegar hasta estos trabajadores por medio de transferencias es más difícil que en economías formalizadas.
  • ·       El primer canal de respuesta incluye programas existentes de protección y asistencia social que pueden ampliarse rápidamente y cuya cobertura puede extenderse.
  • ·       El consejo frente a shocks adversos es proteger a los trabajadores en lugar de los trabajos. Este consejo se basa en que la mayoría de los shocks afectan a empresas, sectores o ubicaciones específicas, y permitir la reestructuración sectorial o espacial aumentará la eficiencia. Sin embargo, el consejo estándar pierde relevancia cuando un shock económico afecta a toda la economía.
  • ·       Los vínculos entre empleadores y empleados podrían disolverse permanentemente debido a este shock temporal. El capital humano específico de la actividad podría perderse, y aumentar la producción más adelante podría ser más difícil.
  • ·       Vale la pena considerar un enfoque dual para proteger el empleo. Las empresas y sectores estratégicamente importantes podrían recibir apoyo explícito, a cambio del compromiso de mantener a sus trabajadores. Las empresas más pequeñas pueden ser evaluadas y asistidas por bancos u otros intermediarios.
  • ·       Estas instituciones financieras podrían recibir incentivos en forma de riesgos compartidos y garantías, para que garanticen la disponibilidad de liquidez en un contexto de crecientes necesidades de capital de trabajo.
  • ·      Cuando el sector financiero experimentó problemas de solvencia en crisis pasadas, las pérdidas de empleos fueron mucho más importantes y la recuperación posterior se vio obstaculizada seriamente.
  • ·       Lamentablemente, en el contexto actual no se puede descartar el riesgo de una crisis financiera. En  general, el sector financiero se encuentra en una posición relativamente fuerte, pero la magnitud de los shocks no tiene precedentes. A nivel internacional, la región está sufriendo salidas de capital más cuantiosas que las ocurridas en el momento de la crisis financiera mundial de 2008.
  • ·       A nivel nacional, muchos deudores solicitarán una renegociación, o simplemente declararán el impago, al no poder cumplir con sus obligaciones. En este contexto, proteger las cadenas de pago es fundamental.
  • ·        Uno de los principales interrogantes que se plantea es quién debería soportar las pérdidas. Desde un punto de vista económico, la respuesta es sencilla: en la medida de lo posible, las pérdidas deben centralizarse en el gobierno.
  • ·        Idealmente, una respuesta de futuro a la crisis debería ir más allá de abordar las necesidades inmediatas y trazar el camino hacia una recuperación fuerte y sostenible. Las medidas de emergencia bien definidas son un paso en esta dirección.
  • ·       Proteger las fuentes estratégicas de empleo, evitar una crisis financiera y gestionar los activos de manera profesional ayudará a impulsar la economía. Sin embargo, a pesar de los desafíos urgentes, es necesaria una visión de largo plazo. Los países deben tratar de recuperar su agenda de desarrollo, con el empleo y la transformación económica como pilares fundamentales.

       
      

lunes, 20 de abril de 2020

¿Es posible obtener una bonificación del seguro del auto por la cuarentena?



La obligación de permanecer en casa hace que gran parte del parque automotor esté detenido, con una importante disminución del tránsito vehicular, reduciendo en igual medida el índice de siniestralidad vial.

Ante este nuevo contexto, varias compañías de seguros que operan en el ámbito local comenzaron a ofrecer importantes bonificaciones en el rubro automotor.

Los descuentos que se aplican son variados, en cuanto al porcentaje y el plazo, pero en algunos casos llegan al 50% por un lapso de tres meses.

Un detalle que se debe tener en cuenta es que en la mayoría de los casos el beneficio no se aplica en forma automática, por lo que debe ser solicitado por el asegurado, por lo general vía telefónica.

Entre las compañías que se sumaron a esta campaña se puede mencionar a Seguros Rivadavia, que es una de las más utilizadas por los taxistas, que otorgó un 40% por ciento de bonificación en la cuota de abril, Allianz, que bonificó el valor de la prima de responsabilidad civil para los días de duración de la cuarentena y “hasta un período máximo de 30 días de corrido”.

Por su parte, Orbis ofreció un descuento del 20% en las cuotas de abril para los seguros de autos y motos, al igual que ATM, compañía líder del mercado de las motos, que concentra casi un tercio de los asegurados.

En tanto, compañías como Mercantil Andina pueden llegar a ofrecer descuentos, por solicitud del cliente. Algo parecido ocurre con Meridional, Mapfre y Answer Seguros.

En este último caso, un cliente obtuvo un descuento de 50% por 3 meses. Por otra parte, la compañía Segunda otorga un denominado “seguro de garage” por hasta un monto determinado, por el lapso en el que mantenga detenido su vehículo.

Más allá de estas rebajas, es conveniente tener en cuenta que un auto parado puede convertirse en una fuente futura de innumerables problemas, por lo que es útil tener en cuenta algunas recomendaciones:

Poner en marcha el vehículo al menos 5 minutos por día en un área ventilada y de modo equivalente entre una y dos veces por semana, por un lapso de 10 a 15 minutos.

En el momento en que el motor esté en marcha, es conveniente hacer funcionar el aire acondicionado (frio calor, según corresponda), encender luces bajas, desempañador, etc., todo ello para que el sistema de carga (batería y alternador) se mantengan en funcionamiento.

Si el vehículo está estacionado en el domicilio (garaje, cochera) y el espacio lo permite mover el vehículo hacia adelante y atrás por 4-5 metros dos o tres veces, operando los frenos y la dirección, antes de volver a dejarlo estacionado.

Desconectar la batería. De esta forma evitas que esté en uso aún con el auto detenido y que se dañe.

Aumentar la presión de los neumáticos al máximo, lo cual ayudará a que las cubiertas no se deformen por falta de movimiento.

Es importante dejar el depósito lleno porque así se evita que se evapore la menos cantidad de combustible.

Mantenerlo limpio por fuera y por dentro. De esta forma se evita la formación de malos olores en el habitáculo y manchas en la pintura que después no se puedan sacar.

Si se tiene la posibilidad, es importante que se lo tape con una lona resistente, ya sea que esté a la intemperie o bajo techo, para evitar que pueda dañarse la pintura o generar óxido.

viernes, 17 de abril de 2020

¿Cuáles fueron las inversiones más rentables en las primeras cuatro semanas de la cuarentena?

Este viernes se cumplen las primeras semanas de aislamiento social obligatorio en las que más allá de las múltiples restricciones vigentes, los mercados de bonos y acciones funcionaron con una relativa normalidad.

 Clave para ello fue todo el andamiaje tecnológico que se cuenta en la actualidad, a partir de las plataformas digitales habilitadas tanto por casas de bolsa como bancos. En este contexto, existe un conjunto de activos que en el período muestran rendimientos más que interesantes, que le permiten aunque sea en parte recuperar parte del enorme terreno perdido en las semanas precedentes.

  De hecho, pese a que el índice S&P Merval muestra un incremento para estas cuatro semanas del orden del 23%, el acumulado en lo que va del año es de un contundente 28%, pero negativo.

Volviendo al lapso de vigencia de la cuarentena, dentro del panel líder la gran ganadora es la acción del Grupo Financiero Galicia, pues muestra un avance del 37,4%, seguida de cerca por Aluar, con el 33,7% y Ternium, que ganó un 31,9 por ciento. Completando este “top five” se posicionan Cablevisión y Macro, con el 29,5% y 27,2%, respectivamente. 

Ya en el panel general la situación es aún mejor, pues existe un conjunto de papeles que superan el 50% de ganancias, liderado por Molinos, que sube un 62,8%, seguido por la petrolera PGR, con el 58,4%, e Introductora, con el 50 por ciento. Apenas por debajo aparecen Harg (Holcim Argentina) con el 49,3% y Boldt, con el 48,7 por ciento.

  En cuanto a los Cedears, es decir los certificados de participación de empresas extranjeras que cotizan en la Bolsa local, los resultados también son de destacar, ya que por ejemplo Mercado Libre gana un 52,6%, mientras que Apple y Petrobras suman un 40,8% y Microsoft otro 35,5 por ciento.
 Por el lado de los títulos públicos, la mayoría de ellos también arrojan resultados positivos, aunque de menor relevancia. Sobre este punto, la mejor parte la lleva el Bono Centenario, que gana un 22,4%, apenas por encima del Bonar 2020, que roza el 21% y el Bonar 2024, con el 20 por ciento. 

Como corolario de todo esto, se puede decir que todos estos activos superan largamente al principal “driver” de las finanzas vernáculas, como es el dólar, ya que en su versión “contado con liquidación” mejora un 17,5% y el dólar MEP otro 20,3%, a partir de lo sucedido fundamentalmente en la última semana.

Por su parte, el dólar oficial registra una suba del 2,3%. En tanto, quienes apostaron por renovar sus plazos fijos, apenas lograron una renta del orden del 1,8%, incluso bastante por debajo de la inflación estimada para el período.

 Este es el balance de las primeras cuatro semanas, que dados los resultados es más que auspicioso, pero en cuanto a lo que pueda suceder de ahora en más, se entra en un terreno pantanoso, en el que juegan diferentes factores, entre los que se pueden mencionar lo que pueda suceder con el dólar a nivel local, la manera en que continúe evolucionando la pandemia desde el punto de vista sanitario y sus efectos sobre la actividad económica y fundamentalmente, la forma en que se vaya negociando la reestructuración de la deuda entre el Gobierno y los grandes fondos del exterior.

Pero esa, esa es otra historia….

jueves, 16 de abril de 2020

¿Por qué en plena cuarentena, los que faltan son los pesos y el que sube es el dólar?

En los últimos días comenzó a verse con cierta nitidez otra de las clásicas contradicciones que suelen atormentar al mercado local y que puede resumirse de la siguiente manera: mientras que empresas y personas tienen cada vez menos pesos, el dólar libre pega otro salto. El cuadro de situación es el siguiente: por un lado, desde que estalló la pandemia y aún más desde que el Gobierno estableció la cuarentena, toda la actividad económica entró en un enorme parate que con algunas excepciones se mantiene hasta estos días y seguramente se prolongará por algunas semanas más. Es bien sabido que a partir de este nuevo escenario muchísimas actividades tanto comerciales como industriales y de servicios se vieron imposibilitadas de seguir trabajando, por lo que sus ventas o ingresos se vieron reducidas en forma sustancial, por lo que se complicó la posibilidad de hacer frente a sus obligaciones básicas, como el pago de salarios, a proveedores, impuestos, etc. En cuanto a su personal, en muchos casos se acordaron rebajas en los salarios de aquellos rubros donde se puede hacer home office o como forma de evitar despidos masivos. Por la misma razón, miles de personas que trabajan en forma independiente se vieron privadas de salir a trabajar por lo que sus ingresos también se redujeron a la menor expresión. Antes esta situación, el Gobierno anunció el lanzamiento de diferentes medidas para tratar de auxiliarlos ante la emergencia, aunque sea en forma parcial y con distintos grados de efectividad. Como consecuencia de todo ello, es obvio que con bolsillos flacos son escasas las posibilidades de atender algún tipo de consumo fuera del estrictamente necesario y mucho menos de ahorrar. En la vereda de enfrente existen algunos bolsones de liquidez, entre los que se pueden mencionar algunas actividades que siguen funcionando y que cobran en efectivo o incluso familias que cuentan con saldos en sus cuentas superiores a los de un momento de normalidad, más aún en aquellos casos en los que optaron por financiar sus tarjetas de crédito. Entonces, ¿qué hacen con esa plata? Compran dólares como forma de cobertura e incluso con la posibilidad de venderlos en el corto plazo. ¿Por qué lo hacen? Porque hoy las expectativas juegan en contra, ya que se suman varios factores negativos que van desde las dudas que genera la oferta oficial para reestructurar la deuda, que en caso de fracasar nos puede llevar a un nuevo default, el malestar por el proyecto a la riqueza y la super emisión monetaria, con tasas de interés que se desbarrancan y promesas de inflación creciente en el mediano plazo. Desde ya que quienes hoy optan por ir al blue presionan por entrar a un mercado extremadamente reducido, compuesto muy pocos vendedores, muchos de ellos de ocasión e igualmente escasos de billetes. Es por ello que en cuestión de días, el precio del blue pasó de los $84 del lunes pasado a los casi cien de hoy. De este cóctel surge una ecuación básica de economía: aumento de la demanda, oferta muy reducida, ergo, precio que sube. Hasta cuándo? Nadie lo sabe. Más allá de lo que pueda suceder, hay que tener en cuenta algunos mecanismos que comenzarán a funcionar en breve y que pueden incrementar notablemente la oferta de billetes, ante la necesidad de muchas empresas y personas de hacerse de pesos y así poder cumplir con obligaciones pendientes. Entre ellos se destacan la reapertura de las cajas de seguridad y la posibilidad de volver a retirar dólares de las cajas de ahorro de los bancos, algo que estuvo vedado desde el pasado 20 de marzo. La contradicción, entonces, viene dada por la notoria la falta de pesos que afecta tanto a empresas y personas por un lado y una demanda de dólares que, aunque muy reducida, presiona sobre su cotización, alimentada por quienes tienen excedentes de liquidez, aunque sean de corto plazo.

miércoles, 15 de abril de 2020

¿Cómo reaccionará la economía el año que viene, luego de la crisis 2020?

En la nota “¿Cuánto puede caer el PBI global y el de la Argentina por la pandemia?” se detallan los pronósticos del FMI para el corriente año. Ahora se puede hacer un repaso de lo que estiman los analistas del organismo para el año siguiente. En primera instancia, conviene recordar las palabras de la directora gerente del organismo financiero, Kristalina Goergieva, en un informe: "Si la pandemia se desvanece en la segunda mitad del año, lo que permite un levantamiento gradual de las medidas de contención y la reapertura de la economía, nuestro supuesto básico es una recuperación parcial en 2021", afirmó En tal sentido, las previsiones del Fondo Monetario Internacional apuntan a una paulatina recuperación en 2021, a medida que la pandemia sea contenida, con un crecimiento del 5,8 %. Sin embargo, la incertidumbre es elevadísima, ya que la evolución dependerá de “los cambios en el comportamiento de los consumidores, el drástico ajuste de los mercados financieros, las pérdidas de productividad, la confianza de los consumidores y la extrema volatilidad de los precios de las materias primas". En el caso de América latina, sostienen que luego de la caída generalizada de este año, se pronostica una recuperación parcial ya que su economía avanzará un 3,4 %. Esa mejora para el año próximo año estará liderada, según las previsiones por Chile y Perú, con aumentos del 5,3 % y 5,2 % de su PBI, respectivamente. En tanto que las economías más grandes de la región como son las de Brasil, México y Argentina, registrarán en 2021 subas más leves, del 2,9%, 3% y 4,4%, respectivamente, a tenor de estas previsiones. La recuperación, menos rápida de lo que muchos predijeron en un principio, pues adoptaría una forma de V aunque menos empinada que en estimaciones anteriores, será relativamente fuerte en algunos países desarrollados. Sobre la salida de la crisis, se pueden ver las diferentes posibilidades en la nota: “Los economistas ya debaten que letra del alfabeto adoptará el futuro de la economía”. Así por ejemplo, para España se prevé que crecerá un 4,3%, en tanto que Italia subirá el 4,8%, Portugal 5% y Grecia 5,1%. Por su parte, Francia y Alemania repuntarán, respectivamente, un 4,5% y un notable 5,2% en 2021. El Reino Unido, por su parte, avanzará un 4 por ciento. Por su parte, EE.UU. avanzaría un 1,7% y lo más relevante es el pronóstico para China, ya que se estima una suba del 9 por ciento.

martes, 14 de abril de 2020

¿Cuánto puede caer el PBI global y en Argentina este año por la pandemia?

Según el último informe del Fondo Monetario publicado el lunes, el efecto de la pandemia del Covid-19 sobre la economía global y de cada país en particular es de tal magnitud que ya sus analistas se atreven a afirmar que puede incluso a superar lo sucedidos en la crisis del 30. En definitiva, el organismo vaticina un desplome de la economía global del 3% este año, muy por encima del descenso del 1,7% que se registró en 2009 como consecuencia de la crisis financiera. Además, esta caída contrasta con la última estimación efectuada hace apenas tres meses, cuando el FMI esperaba una suba de la riqueza internacional del 3,3%. De hecho, se considera que la parálisis económica producto de la pandemia no tiene precedentes en las últimas nueve décadas, ya que se afirma que se trata del mayor declive al que se enfrenta la economía mundial desde la década de 1930, cuando el mundo debió enfrentar lo que se denominó la Gran Depresión. Incluso, las consecuencias de la pandemia son mucho más inciertas que las registradas en la crisis de las hipotecas subprime en 2009. El derrumbe, país por país. Para los analistas del FMI los mercados más afectados serán los avanzados, para los que se pronostica un desplome superior al 6%, frente al 3,8% de hace once años. La lista es encabezada por Italia y España, para los cuales se vaticina un recorte del PBI del 9,1% y el 8%, respectivamente, mientras que el promedio general de la eurozona bajaría un 7,5%. En el caso de Estados Unidos, la caída llegará al 5,9%, lejos de la suba del 2,9% que se esperaba en enero. Más allá del cambio de escenario, esa caída “mas suave” se debería en parte a la rapidez de reflejos de la Reserva Federal (FED) y del Gobierno para lanzar planes de estímulo billonarios. No obstante, el organismo vaticina que el desempleo en la primera potencia mundial se disparará del 3,7% al 10,4%, para bajar solo hasta el 9% en 2021. En cuanto a las caídas de las economías en desarrollo, el FMI prevé una bajada del 1% este año, frente al crecimiento del 4,4% que se esperaba en enero. En este grupo de países, solo China e India lograrán elevar ligeramente su riqueza. El gigante asiático, el primero que se vio afectado por el coronavirus, ha comenzado a reanudar la actividad económica y podrá reforzar su PBI un 1,2% este año. En este contexto, la Argentina registrará una recesión del 5,7% y una tasa de desempleo del 10,9% este año, por lo que según el informe de Perspectivas Económicas Mundiales (WEO, el país presentará el tercer peor resultado después de Venezuela (15%) y Ecuador (-6,3%). Para toda la región, la perspectiva es una baja del 5%, siendo el resultado más benigno el de Paraguay, pues sufriría una recesión de “apenas” el 1 por ciento. En cuanto a lo que puede suceder el próximo año, esa, esa es otra historia…

lunes, 13 de abril de 2020

Los economistas ya debaten que letra del alfabeto adoptará el futuro de la economía

Como pocas veces en la historia económica moderna, la salida de una crisis genera en el mundo académico y de negocios intensas discusiones sobre la forma que adoptará en el futuro. Para eso los analistas apelan a figuras mediante las que intentan resumir el futuro de la economía global En la medida que la pandemia del coronavirus no cede y sus efectos se prolongan en el tiempo sobre las diferentes economías a lo largo de todo el mundo, las opiniones de los analistas se dividen entre los más optimistas, o mejor dicho, levemente optimistas y los que auguran que la caída de la actividad se prolongará en el tiempo. Para dar respuesta a este interrogante vuelve a discutirse cuál será la letra del alfabeto que en el corto y mediano plazo responderá a la política sanitaria y económica establecida por los gobiernos de los diferentes países. No será lo mismo que la reacción de la economía describa una forma similar a la U que a la V, o a la L, pues las diferencias entre ellas son más que evidentes en variables clave como el nivel de actividad, empleo, salarios, etc. El peor de los escenarios lo brinda la L, pues esta implica caída y estancamiento posterior. El ejemplo que se puede citar es el sucedido en Argentina entre 1998 y 2001. La explicación es que una vez que la economía toque fondo ingresará en un largo período de estancamiento y probablemente de alta inflación. Desgraciadamente, es una alternativa que está captando numerosos adeptos por estos días. En el otro extremo se ubican quienes pregonan por una salida representada por la letra V. Es la forma que pronostican los optimistas, que consideran que una vez que la economía toque fondo, se registrará una recuperación acorde a la baja. U: los partidarios de esta letra suponen que la superación será pronunciada pero mucho más lenta, pues previo a la salida se deberá atravesar un período de estancamiento, a partir de los daños que generó la crisis sobre el aparato productivo. W: para muchos analistas es un escenario muy complicado, pues luego de una cierta recuperación inicial se podría registrar una nueva contracción que eche por tierra todo el avance logrado hasta ese momento. Esta letra es quizás la que más veces apareció en la historia reciente de Argentina, con sus permanentes idas y venidas en cuanto a la evolución del PBI. Las razones que dan los partidarios de la W en la reactivación local e incluso global son el incierto equilibrio de factores positivos y negativos que se ciernen sobre el horizonte. Sobre este punto, algunos autores sostienen que la economía a nivel global será débil en los próximos años, con el aumento del desempleo y la pobreza. Para muchos, esta posibilidad es la que genera la mayor preocupación. Es decir, que después de una sólida caída se produzca una especie de tímida recuperación que no sería sino una cicatrización en falso a la que seguiría una nueva caída tras la cual sí llegaría la recuperación definitiva. Más allá de las letras, algunos autores suman al análisis a la raíz cuadrada, que también es asimilada al logo de la marca deportiva Nike-. En este caso, describiría una acelerada reacción inicial, tras la que sobrevendría un duradero letargo. El efecto sobre los mercados Las bolsas se nutren de expectativas y éstas serán diametralmente distintas entre una y otra letra. Si pudieran elegir, los mercados bursátiles se inclinarían por una V, ya que la recuperación sería rápida. La W implica que primero se produciría una leve reacción, a la que seguiría una recaída antes de consolidarse la verdadera recuperación. ¿Y una U? Reflejaría que la economía permanecería paralizada durante un tiempo antes de reactivarse. De la L mejor no hacer comentarios.