martes, 21 de julio de 2009

Polémica decisión del gobierno despierta al mercado negro del dólar

Desde mediados del 2007 se fugaron del país más de 40.000 millones de dólares. Ese dinero no se volcó ni al consumo ni a la inversión, y explica buena parte de la retracción del nivel de actividad. Se fue a cuentas del exterior, a cajas de seguridad o simplemente al colchón.

La magnitud de la cifra impacta por sí sola, pero es mucho más impactante si la fuga se concretó en un contexto de controles crecientes de parte de las autoridades económicas.

Desde octubre del año pasado, y en forma conjunta, tanto la AFIP, como la Comisión Nacional de Valores (CNV) y el Banco Central (BCRA), desplegaron toda su artillería para tratar de encauzar formal e informalmente al mercado, con dudosos resultados.

Nadie olvida las presiones que se ejercieron sobre las mesas de cambio de las principales agencias y bancos, para evitar la concreción de operaciones de cierto volumen. Como así también las restricciones impuestas a las importaciones, para reducir la demanda de billetes.

Ahora la mira se pone sobre el comprador hormiga, el minorista, que se vuelca al dólar ya que sin ser un experto en el tema, sabe que es una de las formas más simples de evitar que se evaporen sus ahorros.

Es que la AFIP y el BCRA están estudiando un “novedoso sistema” para cortar dicha fuga, a través de trabas burocráticas que compliquen el acceso al mercado.

La medida apuntaría a las personas y empresas, quienes se verían obligadas a demostrar que están en regla ante la agencia de recaudación, es decir que sus pesos provienen de ingresos declarados.

El responsable de la AFIP, Ricardo Echegaray, explicó que “con el vencimiento del acuerdo fiscal, comienza un nuevo ciclo en el que la evasión impositiva será sancionada cuando los contribuyentes ocultan rentas al Fisco y después salen a comprar divisas”.

“Ahora estamos instrumentando un procedimiento de control que permitirá combatir la evasión impositiva de aquellos que compran divisas sin tener un respaldo económico que hayan exteriorizado como contribuyentes ante el Fisco. Esta política busca dar mayor certeza y transparencia”, planteó Echegaray.

Rodrigo Alvarez, de Ecolatina, le confió a iProfesional.com: “No voy a discutir la racionalidad de la medida, porque sería lógico que las personas que no pagan sus impuestos no tengan el mismo acceso a la compra de divisas. Pero creo que la medida apunta a la fuga de capitales, y los controles del Gobierno hacen más explícita la situación, por lo tanto podría profundizar la fuga.

“Esto se debe a que se deja en descubierto una preocupación y la población incrementa su interés y así buscará cubrirse en la compra de divisas. De todas formas, considero que será un paliativo temporal”, concluyó Alvarez.

En su versión de máxima, el estudio incluía la creación de un Certificado de Operación Cambiaria (COC), con validez de 1º días. Pero la iniciativa no prosperó.

“No es un control de cambios, lo niego categóricamente, el contribuyente va a seguir comprando dólares como lo hizo hasta ahora, con el máximo de 2 millones que establece el Banco Central”.

Con esas palabras, Echegaray, buscó disipar los rumores sobre la instalación de un sistema que restrinja las operaciones en el mercado cambiario.

Es que medidas de este tipo sólo impulsarían de inmediato la recreación de las tan conocidas “cuevas” en el microcentro porteño.

Un avezado operador del mercado, que está al frente de la mesa de cambios de un banco nacional, expresó que “el solo anuncio de estas medidas es una pésima noticia para el circuito financiero, ya que pone en pie de alerta a todos aquellos que durante años operaron al margen de la legalidad”.

Según el proyecto, los bancos y agencias de cambio deberán utilizar un sistema a través del cual se registrará cada operación, que se cruzará con los datos patrimoniales del individuo o empresa que “le permitirá a la AFIP generar un disparador de investigación en caso de inconsistencias, para llevar a cabo una fiscalización en tiempo real”

También se estudia determinar para cada cliente un importe en pesos para realizar operaciones cambiarias.

El mismo operador explicó que “este tipo de controles genera consecuencias totalmente diferentes a las propuestas: exacerba la fuga, pero también tienen su lado positivo, ya que generarán empleo, pues retornarán viejos conocidos nuestros: los arbolitos. Eso sí, difícilmente su trabajo sea en blanco”.

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