jueves, 23 de abril de 2020

¿La crisis económica actual será más grave que la crisis del 2001? Nota 2




En la nota anterior se describían de manera conceptual los escenarios previos y vigentes al momento de ambas crisis. En esta se van a comparar los principales datos macro, de manera de poder buscar diferencias y similitudes entre ellos.

Nivel de actividad: entre 1999 y 2001 el PBI cayó un 8,4%, mientras que entre 2018 y 2019 cayó un 4,9 por ciento. A partir de estas cifras surge que en el primer caso la caída del nivel de actividad fue mucho más profunda, aunque estuvo más distribuida en el tiempo.

Desempleo: como consecuencia de la recesión iniciada en 1998, el desempleo en 2001 trepaba al 17%, mientras que según el último dato conocido, que es de 2019, era levemente inferior al 10 por ciento. 
     
     Inflación: la correspondiente al año 2001 fue del orden del 4%, luego de varios años en los que se registró deflación. Por su parte, el dato correspondiente al año 2019 muestra una suba del 53%. Los datos correspondientes al primer cuatrimestre de este año mostrarían cierta desaceleración en el aumento de los precios.

Devaluación: a fines de 2001 agonizaba la convertibilidad y con ella el famoso “1 a 1”, que se mantuvo vigente desde abril de 1991. A diferencia de esa estabilidad en el precio del dólar, entre 2018 y 2019 el precio del billete estadounidense mostró una suba del 220 por ciento.

Nivel de pobreza: al momento del estallido de ambas crisis se observaba el mismo porcentaje: 35,4 por ciento.

Así, se puede sostener que las condiciones en la que arribó la economía argentina a la crisis del 2001 fueron aún más graves que las actuales, pues el escenario mostraba una recesión que llevaba ya tres años, con un tipo de cambio artificialmente bajo, un elevado desempleo y crecientes niveles de pobreza. Todo ello en medio de una profunda crisis política y social.

Si bien los datos del 2019 no alcanzaban el mismo grado de deterioro, la situación también era sumamente grave, pues culminaba el segundo año consecutivo de caída del PBI, luego de un ciclo clásico de “stop and go”, signado por avances y retrocesos recurrentes de la actividad económica. 

Ello impactó negativamente tanto en el desempleo como en la pobreza, al tiempo que la inflación mostró niveles muy superiores a los de los años anteriores, en parte afectada por la abrupta suba del tipo de cambio.

¿Que cuenta la historia sobre lo sucedido en 2001 y que podría pasar en los próximos meses o años?

En primera instancia, se puede hacer referencia a lo sucedido en 2002 y años posteriores.

En este año la contracción del PBI fue de casi el 11%, siendo este porcentaje el más alto registrado en muchas décadas, lo cual impactó tanto en el nivel de desempleo, que llegó a casi el 20% y la pobreza a la mitad de la población. 

En tanto, como consecuencia de la salida de la convertibilidad, el tipo de cambio trepó casi 190% y la inflación avanzó por encima del 40 por ciento.

Pero a partir de 2003 la economía ingresó en un período de expansión sostenida, que se caracterizó como de “crecimiento a tasas chinas”, impulsada en gran medida por condiciones internacionales muy favorables, en particular para los países emergentes como consecuencia de la revaluación de las materias primas, en especial las agrícolas.

Como consecuencia de ello, entre 2003 y 2005 el PBI creció en promedio el 9% anual, la tasa de desempleo cayó al 12% y la inflación logró romper el piso de los 2 dígitos, con un tipo de cambio que, luego de un ajuste a la baja en 2003, se estabilizó en torno de los 3,3 pesos. 

Por su parte, la pobreza, que tocó su máximo en 2003 con el 54%, comenzó a retroceder en forma paulatina, logrando retroceder a los niveles de los años previos a la crisis.

Que puede suceder de ahora en más? Nadie lo sabe realmente, aunque existen algunas estimaciones que pueden tomarse en cuenta como referencia

Por ejemplo, según el FMI y el REM, la recopilación de datos que realiza el BCRA entre consultoras, bancos y universidades, a fines de marzo se estimaba una caída del PBI para este año con un piso del 5 / 6%, con una inflación del orden del 40%, una devaluación del tipo de cambio en su versión oficial de igual magnitud. 

En este contexto, el desempleo avanzaría hasta el 11%, mientras que el índice de pobreza se acercaría al 40 por ciento.






Más allá de estas estimaciones, resulta útil conocer la visión del economista Emmanuel Alvarez Agis, al frente de la consultora PxQ y ex viceministro de Economía hasta 2015, quien considera que con una cuarentena corta y sin default, el PBI “sólo” caería un 3,8%, con una inflación inferior al 23%, como consecuencia de la caída simultánea de la oferta y la demanda y un dólar mayorista que cerraría el año a 76,3 pesos.

El otro escenario, más pesimista, se construyó a partir de una cuarentena larga y default. En este caso el resultado es una caída del PBI superior al 7%, con una inflación por encima del 40% y un tipo de cambio oficial que cierra cerca de los 100 pesos.

En cuanto a los años siguientes, se estima un crecimiento magro, del orden del 2% anual, con inflación del orden del 30% anual y una devaluación de igual magnitud.

En definitiva, si bien la crisis del 2001 llevó a una enorme contracción del PBI en 2002, con todos los efectos colaterales ya descriptos, la salida fue muy dinámica, por lo que en pocos años la economía volvía a estar de pie.

Ahora, si bien el “porrazo” podría ser menor, lo más preocupante es que es probable que deba pasar mucho tiempo para volver a los niveles previos en los principales “drivers”.

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