lunes, 27 de abril de 2020

¿Cuánto pueden caer los precios de las propiedades por la pandemia?




La parálisis que sufre el mercado inmobiliario viene de larga data, pero con la pandemia del coronavirus y su correlato en la actividad económica, el panorama para los próximos meses luce francamente desolador. En tal sentido, conviene repasar cuáles son sus perspectivas:

1. Los precios bajarán. Será un proceso transitorio que se efectivizará con una caída, en dólares, de los valores de venta de las unidades no merma, la demanda ya no convalidará los precios de hace un año: quien tenga urgencia de vender, cederá hasta un 30% del valor. Es por ello que los brokers recomiendan a quienes tienen necesidad de vender, hacerlo ahora. Una encuesta realizada por Reporte Inmobiliario cuantificó que casi el 33% de los consultados bajaría un 10% el precio para vender, un 25,9% estaría dispuesto a bajarlos hasta un 20% y casi el 12% resignaría hasta el 30% con tal de venderlos rápidamente.

2. Habrá oportunidades. Serán puntuales y generadas por empresarios e inversores con necesidades económicas que afrontar. Por otra parte también habrá oportunidades en proyectos terminados con unidades nuevas, listas para habitar, que algunos desarrolladores venderán para seguir con otras obras.

3. Esta crisis no es similar a la del 2002. Nadie espera que los valores de las propiedades se desmoronen más de 50% de un día para el otro. Ello, debido a que la incidencia del crédito hipotecario sobre el total de las operaciones inmobiliarias es casi nula. Otro dato clave es que, en 2002, quienes habían comprado con crédito tenían deudas en dólares. Además, en aquel momento hubo una inflación cercana al 40%, bastante baja relativa a la devaluación del 300% que la precedió.

4. Surgirán compradores finales que quieren mudarse. La larga permanencia en los hogares durante la cuarentena generó gente dispuesta a mudarse porque se siente incómoda o simplemente su casa no le gusta, le quedó chica, quiere un balcón más grande o cambiar de barrio.

5. Se achicará el universo de inversores en real estate. El paso de la pandemia dejará a más de una persona que ahorraba en ladrillos fuera de juego. Hay que tener en cuenta que esta crisis, aun en los casos de los inversores más conservadores, ha generado pérdidas de hasta el 30%.

6. Aumentará la conflictividad en los proyectos en construcción. Las consecuencias económicas del coronavirus generarán disputas entre desarrolladores e inversores desde el pozo que, en muchos casos, pagarán las cuotas tarde en partes y con demora.
Esta situación impactará en los esquemas financieros de las las compañías y muchas de las más pequeñas quedarán en el camino. Hoy las previsiones más pesimistas anticipan cero ventas para lo que queda del año y más de 50% de mora.

7. Se retrasará el inicio de nuevas obras y las que están en marcha se ralentizarán. Desde mayo de 2018 son pocos los desarrolladores que se animaron a iniciar un nuevo proyecto. Hoy, en un escenario sin mercado ni precios de referencia, mucho menos. Sin duda, la pandemia marcará un antes y un después: quienes encaren nuevas obras tendrán que ser más flexibles y deberán plantearse un nuevo punto de equilibrio es decir cómo lo vendo, qué forma de pago elijo, en qué moneda.

8. Bajará el costo de construcción en dólares. El porcentaje de la caída estará atado al ritmo de la devaluación. Hoy el costo de la construcción está en mínimos históricos: en marzo rondaba los u$s680 por metro cuadrado vendible.

9. No se espera un aluvión de ejecuciones hipotecarias. La expectativa del sector inmobiliario es que no se rematen inmuebles de deudores de créditos. La expectativa del sector es que las partes querrán llegar a acuerdos de buena fe. Además, hoy rige el decreto que suspendió las ejecuciones hasta el 30 de septiembre.

10. Aumentará la oferta de unidades destinadas al alquiler. La experiencia muestra que cuanto más se mueve el valor del dólar, más reticencia hay para comprar o vender. Por esta razón, la demanda podría dilatar esa decisión hasta que las variables del mercado se reacomoden y muestren mayor previsibilidad. De todas formas, se espera que el aumento de la inflación producto de la emisión monetaria complique la negociación de los ajustes locativos.

11. Habrá una mayor cantidad de alquileres que se renegociarán. Si bien por un lado se espera un alza en los precios de los contratos por un posible aumento en la demanda e inflación, también habrá propietarios que, ante el riesgo de tener el departamento vacío, flexibilizarán sus condiciones y estarán más abiertos a negociar.

12. Bajará aún más la rentabilidad de los alquileres. Actualmente, la rentabilidad anual bruta promedio de un departamento de dos ambientes está en sus mínimos históricos, (2,42%) y la expectativa es que la inflación continúe afectando al negocio, sobre todo teniendo en cuenta la posibilidad de que el Gobierno extienda el plazo de vigencia del decreto que congeló los valores de los contratos hasta el 30 de septiembre.

13. Aumentará la demanda de espacios más abiertos. La pandemia generará una revalorización del concepto personal space. La necesidad de espacios propios, sumado al auge de los sistemas de comunicación digital y el home office, podría generar una redirección de la demanda hacia inmuebles ubicados en las afueras de la ciudad con espacios más abiertos, jardines y acceso al agua.

14. El ladrillo seguirá siendo resguardo de valor. Las crisis probaron que, en el tiempo, los inmuebles recuperan y defienden su valor. La clave está en poder "atravesar" los ciclos de baja sin necesidad de desprenderse del bien.

Esta nota fue realizada a partir del análisis realizado por La Nación y recopilado por Diego Mástrángelo, de Re/Max Uno.

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