La cuarentena derivada de la pandemia del coronavirus
impacta directamente en el tejido económico y mucho se habla de los efectos
negativos que está produciendo y lo que puede suceder en el futuro.
En esta nota se intenta explicar la situación a partir de un
clásico esquema denominado “flujo circular de la renta”, en el que se muestra
como se relacionan en un ir y venir constante las familias, las empresas, el
mercado de productos y el de factores, todos ellos a su vez vinculados en su
relación con el Estado.
En condiciones
normales, este esquema fluye naturalmente, pero de un tiempo a esta parte, todo
se trastocó, por lo que es oportuno mostrar los puntos de quiebre.
Si bien a partir de la declaración de la cuarentena todos
los sectores frenaron de golpe, se puede empezar por las empresas.
Ante la inmovilidad social, se detuvo gran parte de la actividad,
por lo que se dejó de producir una amplia gama de bienes y servicios, paralizando
el mercado de productos, que también está virtualmente cerrado, por lo que no
genera ingresos para las empresas.
A su vez, también le aplicó un freno al mercado de factores,
pues al no poder producir ni vender no está en condiciones de retribuir a los
quienes lo componen, bajo la forma de salarios, alquileres o el pago de
intereses, es decir que le pega de lleno a las familias.
Para cerrar la primera parte de la rueda, y como ya se
mencionó, las familias ven como sus ingresos se derrumbaron en forma abrupta, reflejando lo
que sucede en los mercados de factores y de bienes.
Como consecuencia de ello, la compra de familias que se
reduce prácticamente a alimentos, cierra el círculo vicioso.
En este contexto, ¿cuál es el rol que debe cumplir el Estado?
En cualquier parte del mundo debería ser tratar de que la rueda no se detenga
del todo, siendo lo habitual el otorgamiento de subsidios y subvenciones bajo
diferentes formas y dar algún estímulo a la actividad privada reduciendo o
posponiendo determinados impuestos.
¿Qué hizo hasta ahora el gobierno argentino? Apeló al manual
de buenas prácticas pues basó su estrategia en el giro de dinero a las familias
de menores recursos, aunque bajo supuestos cuestionables en lo que hace a la
discrecionalidad en cuanto a la elección de los beneficiarios y en paralelo anunció
líneas de crédito destinadas a empresas para el pago de salarios, que en
definitiva también deberían llegar a las familias. Y se recalca la palabra “anuncio”
porque existen muchas voces que reclaman que el paquete no llega.
Pero a diferencia de otros países, prácticamente no brindó ningún
alivio desde el punto de vista impositivo, por lo que es inevitable que ante acuciantes
problemas de caja las empresas decidan posponer el pago de sus obligaciones
fiscales.
Es por ello que el sector público sufre en carne propia los
mismos padecimientos que las familias y las empresas, pues es evidente el
derrumbe de los ingresos en todos los niveles de gobierno (nacional, provincial
y municipal), tanto por la escasa actividad como por el avance de la economía
marginal.
Si bien esto es complicado en situaciones normales, lo es
mucho más cuando se debe enfrentar demandas cada vez mayores.
Pero a diferencia del sector privado tiene la opción de
emitir dinero para intentar cubrir ese bache entre ingresos cada vez menores y
gastos crecientes. Y es en este punto donde Argentina rompe el molde, cuando
no, de lo que sucede en buena parte del mundo occidental, pues mientras que en
la mayoría de los países un shock monetario se puede absorber sin que se genere
inflación, en nuestro caso bien sabemos que es lo que sucede.
Y es precisamente
esta aversión a tener pesos en el bolsillo y huir de los mismos lo que genera quizás
la mayor preocupación de los economistas, pues en líneas generales existe
consenso de que aún antes de la que la economía tienda a normalizarse será
necesario que buena parte de esa expansión monetaria se reabsorba, para evitar
una explosión de los precios. No por nada, los pronósticos para este año y el
2021 hablan en el peor caso de tres dígitos de inflación, si no se actúa en
forma preventiva y con firmeza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario