martes, 28 de abril de 2020

¿Por qué el palo de la cuarentena paró la rueda de la economía?




La cuarentena derivada de la pandemia del coronavirus impacta directamente en el tejido económico y mucho se habla de los efectos negativos que está produciendo y lo que puede suceder en el futuro.

En esta nota se intenta explicar la situación a partir de un clásico esquema denominado “flujo circular de la renta”, en el que se muestra como se relacionan en un ir y venir constante las familias, las empresas, el mercado de productos y el de factores, todos ellos a su vez vinculados en su relación con el Estado.

 En condiciones normales, este esquema fluye naturalmente, pero de un tiempo a esta parte, todo se trastocó, por lo que es oportuno mostrar los puntos de quiebre.

Si bien a partir de la declaración de la cuarentena todos los sectores frenaron de golpe, se puede empezar por las empresas.

Ante la inmovilidad social, se detuvo gran parte de la actividad, por lo que se dejó de producir una amplia gama de bienes y servicios, paralizando el mercado de productos, que también está virtualmente cerrado, por lo que no genera ingresos para las empresas.

A su vez, también le aplicó un freno al mercado de factores, pues al no poder producir ni vender no está en condiciones de retribuir a los quienes lo componen, bajo la forma de salarios, alquileres o el pago de intereses, es decir que le pega de lleno a las familias.

Para cerrar la primera parte de la rueda, y como ya se mencionó, las familias ven como sus ingresos se derrumbaron en forma abrupta, reflejando lo que sucede en los mercados de factores y de bienes.

Como consecuencia de ello, la compra de familias que se reduce prácticamente a alimentos, cierra el círculo vicioso.



En este contexto, ¿cuál es el rol que debe cumplir el Estado? En cualquier parte del mundo debería ser tratar de que la rueda no se detenga del todo, siendo lo habitual el otorgamiento de subsidios y subvenciones bajo diferentes formas y dar algún estímulo a la actividad privada reduciendo o posponiendo determinados impuestos.

¿Qué hizo hasta ahora el gobierno argentino? Apeló al manual de buenas prácticas pues basó su estrategia en el giro de dinero a las familias de menores recursos, aunque bajo supuestos cuestionables en lo que hace a la discrecionalidad en cuanto a la elección de los beneficiarios y en paralelo anunció líneas de crédito destinadas a empresas para el pago de salarios, que en definitiva también deberían llegar a las familias. Y se recalca la palabra “anuncio” porque existen muchas voces que reclaman que el paquete no llega.

Pero a diferencia de otros países, prácticamente no brindó ningún alivio desde el punto de vista impositivo, por lo que es inevitable que ante acuciantes problemas de caja las empresas decidan posponer el pago de sus obligaciones fiscales.

Es por ello que el sector público sufre en carne propia los mismos padecimientos que las familias y las empresas, pues es evidente el derrumbe de los ingresos en todos los niveles de gobierno (nacional, provincial y municipal), tanto por la escasa actividad como por el avance de la economía marginal.  

Si bien esto es complicado en situaciones normales, lo es mucho más cuando se debe enfrentar demandas cada vez mayores.

Pero a diferencia del sector privado tiene la opción de emitir dinero para intentar cubrir ese bache entre ingresos cada vez menores y gastos crecientes. Y es en este punto donde Argentina rompe el molde, cuando no, de lo que sucede en buena parte del mundo occidental, pues mientras que en la mayoría de los países un shock monetario se puede absorber sin que se genere inflación, en nuestro caso bien sabemos que es lo que sucede.

 Y es precisamente esta aversión a tener pesos en el bolsillo y huir de los mismos lo que genera quizás la mayor preocupación de los economistas, pues en líneas generales existe consenso de que aún antes de la que la economía tienda a normalizarse será necesario que buena parte de esa expansión monetaria se reabsorba, para evitar una explosión de los precios. No por nada, los pronósticos para este año y el 2021 hablan en el peor caso de tres dígitos de inflación, si no se actúa en forma preventiva y con firmeza.  

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