viernes, 27 de marzo de 2009

Para superar la crisis, China debe consumir más y Estados Unidos menos

El gigante asiático mantiene tasas de ahorro interno del orden del 50% del PBI. La mayor parte de esos fondos se ha canalizado a bancos occidentales y fue una de las causas de la crisis de las hipotecas subprime. Su relación con el elevado gasto de Estados Unidos y Europa. Alternativas


Cuando los líderes de las 20 mayores economías del mundo se reúnan en Londres el 2 de abril tendrán una agenda agitada por delante, desde cómo prevenir una depresión global hasta sanear el sistema financiero.

Pero además deberán prestar especial atención a lo que muchos consideran una de las principales causas de la crisis financiera: la inmensa disparidad en los niveles de ahorro de las naciones del mundo.

Recientemente, un grupo de prominentes economistas —incluyendo el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Ben Bernanke, y su par británico, Mervyn King— coincidió en que para desatar una crisis de desproporcionadas dimensiones como la actual, fue necesario que se conjugaran:

  • La codicia de los bancos,
  • El despilfarro de los consumidores estadounidenses y de algunos países europeos y
  • Una regulación laxa para el sector financiero.

Si todos estos factores jugaron un rol importante, hay otro que también fue clave y que hoy representa un rol protagónico: los exorbitantes niveles de ahorro de China y otros países asiáticos, que en la última década acumularon miles de millones de dólares generados por sus exportaciones.

El ahorro de China, bajo la lupaLos economistas advierten que la economía mundial volverá a estar en apuros si no se encuentra una forma de hacer que los asiáticos ahorren menos y los estadounidenses ahorren más.

El modelo económico chino permitió a ese país crecer desde mediados de los ´80 y hasta 2007 a tasas del 12% a 13% anual, lo que indica que cada seis años duplicó su nivel de vida, sacando de la pobreza a cientos de millones de pobladores del gigante asiático.

Una de las enseñanzas que deja este proceso es que para que el crecimiento fuera sostenible no se debe descuidar la mirada de largo plazo. Por eso China, a diferencia de otros países, especialmente de EE.UU., llegó a tener tasas de ahorro del orden del 50 por ciento.

Pero la cuestión era cómo canalizar dichos fondos ante mercados financieros locales poco desarrollados.

Es por ello que esa masa gigantesca de fondos buscó las plazas occidentales. El resultado fue el abrupto abaratamiento del costo del dinero en todo el mundo, justo cuando consumidores de países como EE.UU. y Gran Bretaña acumulaban deudas a una tasa alarmante.

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