martes, 31 de marzo de 2009

Administraba un fondo y vivía como un rey, pero Madoff le arruinó la vida

Esta es la increíble historia de Andrés Piedrahíta, quien durante los últimos dos años era socio de Fairfield Greenwich Group, un fondo de cobertura que perdió u$s6.900 millones en la fraudulenta pirámide financiera de Bernard Madoff.

Pero, según cuenta The Wall Street Journal de la mano de José de Córdoba, en Ciudad de México, y Thomas Catan, en Madrid, el trabajo real de Piedrahíta, le dijo él mismo alguna vez a un amigo, era vivir mejor que cualquiera de sus clientes.

Con un suntuoso departamento en Manhattan, mansiones en Londres y después en Madrid, un mayordomo, un automóvil con chofer y un avión privado, hacía exactamente eso.

Este colombiano organizaba lujosas fiestas, amasó una impresionante colección de arte y entretenía a amigos en su yate Falcon en la isla de Mallorca, donde tiene una hacienda.

Entre sus invitados estaban el duque de Marlborough, el Príncipe Felipe, heredero de la corona española, y supermodelos.

"En mi vida no he visto a nadie vivir como Andrés o gastar como Andrés. Y conozco a billonarios que son diez veces mas ricos que él', le dijo Fernando Botero, hijo del pintor colombiano del mismo nombre a Catan. "Su negocio era vivir a todo dar.

Casado desde 1989 con Corina Noel, la hija Walter Noel, el fundador de Fairfield Greenwich, Piedrahíta era uno de los cuatro yernos que trabajaba en la empresa familiar.

Sin embargo, sus sobresalientes habilidades en relaciones públicas lo distinguieron de los demás.

Los analistas dicen que Piedrahíta, de 50 años, jugó un papel clave en ampliar el alcance de la pirámide de Madoff, atrayendo millonarios latinoamericanos y europeos para que invirtieran en Fairfield Greenwich, que a su vez tenía cerca de la mitad de sus activos en la firma del financista estadounidense.

Pero Piedrahíta, en una entrevista telefónica desde Madrid, dice que en los últimos años trabajó duro para diversificar a Fairfield Greenwich hacia otras inversiones, como bienes raíces, y alejar al fondo de la firma de Madoff, la cual en cierto punto alcanzó a canalizar el 70% de los activos de Fairfield Greenwich.

El mayor activo de Piedrahíta, respaldado por millones de dólares en gastos de entretenimiento, es su enorme personalidad, la cual, según sus amigos, lo convirtió en un vendedor estrella para Fairfield Greenwich. Tenía un "don de gente", dice un amigo.

Ahora, con el colapso de la pirámide financiera de Madoff, Piedrahíta se encuentra en medio de una tormenta legal y financiera. Los fiscales anticorrupción en España están investigando a Fairfield Greenwich y a Piedrahíta para determinar qué sabían exactamente sobre los fondos fraudulentos de Madoff cuando se los vendieron a clientes españoles.

Igualmente, Piedrahíta y Fairfield Greenwich son blancos de demandas colectivas entabladas por furiosos inversionistas en Miami, Los Ángeles y Nueva York que afirman que la compañía y sus directores fueron extremadamente negligentes al invertir su dinero en Madoff.

Pero Piedrahíta se defiende y asegura que él y la extensa familia Noel están entre las víctimas de Madoff.

"Somos victimas del mayor fraude en el mundo, como lo fueron los bancos mas grandes y las familias mas importantes del mundo". Fairfield Greenwich, en un comunicado, ha informado que la compañía estaba conmocionada por el fraude y "agresivamente buscaría" recuperar los activos perdidos en la estafa de Madoff.

Piedrahíta estudió comunicación en la Universidad de Boston, en donde se contactó con muchos hijos e hijas de familias ricas de América Latina y Europa que luego lo ayudarían a expandir su negocio de inversión. "Siempre ha monetizado sus relaciones e hizo una fortuna de ellas", dice un amigo que lo ha conocido desde sus días de estudiante.

Después de graduarse de la universidad, Piedrahíta vivió en Nueva York donde trabajó como corredor de commodities, vendiendo acciones especulativas y desempeñándose como asesor de inversiones.

Su floreciente carrera en las finanzas casi se descarrila a principios de los años 80, cuando trabajaba para una pequeña corredora de commodities llamada Balfour McLaine.

Logró que varios amigos de su padre en Bogotá se interesaran en inversiones que, en poco tiempo, fracasaron. Muchos de sus inversionistas se "quedaron callados y perdieron su dinero dignamente", dice uno de ellos.

"Prefirieron la amistad con el padre a la recuperación del dinero". Balfour McLaine, ahora llamada Balmac International Inc., declinó hacer comentarios.

Un inversionista, no obstante, no se conformó. Este dice que a menudo le pedía a Piedrahíta información sobre cómo estaban sus inversiones, pero él evitaba el tema, incluso argumentando durante una visita a Bogotá que se había olvidado de traer las cuentas de sus clientes desde Nueva York.

Cada vez más desconfiado, el cliente cuenta que tomó un avión a Manhattan, fue a la oficina de Piedrahíta y encaró a su jefe, pidiéndole la información que el corredor se había negado a proveer. "Fue catastrófico", dice el cliente al recordar el estado de su cuenta.

En conclusión, Piedrahíta perdió su trabajo, cuenta el cliente, quien recuperó todo su dinero. Piedrahíta afirma que ocho clientes perdieron un total de US$600.000.

"Todo el mundo tiene reveses", dice. "Vendí algo que resultó ser malo. Lo vendí con las mejores intenciones, pero no funcionó. Esa es la naturaleza de los commodities". Piedrahíta niega la afirmación del cliente de que fue despedido de Balfour. "No es cierto, asegura. "Me fui a trabajar a Prudential Bache".

Sus amigos cuentan que Piedrahíta maduró después de su matrimonio con Corina Noel. En 1997, fusionó su empresa con Fairfield Greenwich. Poco después, se mudó a Londres, a una mansión en Chester Square. Era un anfitrión generoso.

Un amigo recuerda una cena llena de duques ingleses y miembros de las casas reales europeas. "Los únicos duques que no estaban allí eran los Duques de Hazzard", bromea Botero.

En Madrid, a donde se mudó en 2003, el estilo de vida de Piedrahíta se volvió aún más extravagante. Viajaba a diario entre Madrid y Londres en un jet privado Gulfstream que estacionaba en una base militar cercana a Madrid.

Piedrahíta dice que las historias sobre su estilo de vida son exageradas. Igualmente asegura que nunca mezcló los negocios con el placer y que sólo invitaba a amigos y nunca a clientes potenciales a sus cenas y eventos sociales. "Tengo contados en una mano los amigos que invirtieron conmigo", dice.

Pocos días antes del colapso de Madoff, Piedrahita trataba de vender a amigos y conocidos un fondo llamado Fairfield Sentry cuyos activos eran gestionados por Madoff, dice Martín Varsavsky, un empresario argentino que vive en Madrid y quien asegura fue contactado por Piedrahíta.

"No invertí porque ni Andrés ni nadie más me pudo explicar cómo funcionaba ese fondo", dice Varsavsky. El empresario, sin embargo, cree que el colombiano es otra víctima de Madoff.

Por su parte, Piedrahíta parece tener la conciencia tranquila. "Me miro al espejo en las mañanas y me siento orgulloso de lo que he hecho, así como mis socios", dice desde Madrid.

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