viernes, 8 de mayo de 2009

¿Cuáles son los bancos más contagiados según el "stress test" de Obama?

Luego de que los gobiernos de Bush y Obama hicieran un gran esfuerzo para poner en un pie de igualdad a todos las entidades, parece haber llegado la hora de la verdad. La estrategia pretende reasegurar a los mercados que los bancos fuertes no se vean arrastrados por los débiles

Finalmente el Departamento del Tesoro de EE.UU. hizo público su veredicto sobre la salud de los 19 mayores bancos del país y, confirmando la mayoría de los pronósticos, unos diez de ellos tendrán que recaudar más capital para afrontar un potencial deterioro adicional de la economía.


Al calibrar el colchón de capital que cada uno necesita para mantenerse a flote, el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, y el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, contemplan al menos dos objetivos:



  • Disipar la nube de incertidumbre que gravita sobre los bancos y

  • Asegurar a todo el mundo que incluso si las condiciones empeoran, la economía de EE.UU. y sus bancos sobrevivirán esta crisis.
De la lista de bancos analizados, el que muestra mayores flaquezas es el Bank of America, el principal banco del país por volumen de activos, pues deberá aumentar en unos u$s33.900 millones su capital. Pero no está solo, pues Citigroup, GMAC y Wells Fargo también necesitarán reforzar sus patrimonios.

El plan del Gobierno, bautizado como "stress test", evaluó la capacidad de los bancos de afrontar potenciales pérdidas futuras como consecuencia de un empeoramiento de la situación económica.
El objetivo es que el sector tenga capital suficiente para poder seguir prestando incluso si la recesión empeora.

¿Qué bancos son fuertes y cuáles no? Hasta el momento, los sucesivos gobiernos de George W. Bush y de Obama han realizado un esfuerzo extraordinario por describir que todos los bancos atraviesan una situación parecida, una postura destinada a infundir confianza en un momento en que los mercados financieros se tambaleaban.

En la fase inicial del rescate bancario, el gobierno deliberadamente no quiso diferenciar entre los bancos fuertes y débiles.

En octubre, forzó a nueve de los mayores bancos a que aceptaran dinero de los contribuyentes tanto si lo necesitaban como si no. La cuestión era evitar estigmatizar a los débiles.

Ahora, el gobierno, a la vez que insiste en que hará lo que sea necesario para mantener a flote los 19 bancos, quiere separar los fuertes de los débiles.

Al mercado le preocupa que la viabilidad de los débiles sea contagiosa y perjudique la habilidad de los más fuertes a levantar capital y retomar los préstamos. Se supone que las pruebas de resistencia acabarán con eso.

"Ahora van a tener que decir que, de hecho, algunos bancos están mejor que otros", agregó Wilmarth, un día antes de conocerse los resultados.

La estrategia de Geithner-Bernanke pretende reasegurar a los mercados sobre la fortaleza de los fuertes para que no se vean arrastrados por los débiles, y mostrar una proyección a seis meses para apuntalar a los menos saludables, incluso con dinero de los contribuyentes si fuera necesario.

Eso tiene sentido siempre y cuando no provoque una corrida bancaria contra los más débiles de los 19.

Los inversores no parecen preocupados por los resultados del test, a juzgar por la evolución de las acciones bancarias, que reaccionaron al alza esta semana en la bolsa neoyorquina.

Todo lo contrario, en la rueda previa al anuncio, los papeles de los mayores bancos mostraban subas del orden del 10 por ciento.

Pese a la relativa tranquilidad del mercado, la gran incógnita que da vueltas en el mercado es averiguar como harán los bancos para conseguir las cantidades multimillonarias que previsiblemente se verán obligados a recaudar. Bernanke y Geithner estarían encantados si incluso unos cuantos bancos pudiesen vender acciones comunes a inversionistas.

Pese al repunte en las acciones bancarias que se ha visto en las últimas tres semanas, será difícil.

Por eso, los bancos, incluso si no están de acuerdo con el veredicto de las pruebas de resistencia del gobierno, diseñarán planes para vender activos (tanto negocios enteros como préstamos y valores) y convertir acciones preferenciales en manos del gobierno e inversionistas privados en acciones comunes.

Los resultados del “stress test”En sus recomendaciones finales, la Reserva Federal le ordenó a por lo menos siete de los mayores bancos del país que apuntalen sus niveles de capital en unos u$s75.000 millones.

Otras seis instituciones, en tanto, aprobaron el examen del banco central, un ejercicio que sirvió para trazar por primera vez una clara línea divisoria entre las entidades más fuertes y más débiles del país.

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